A pesar de mi locura y de los múltiples diagnósticos con los que he sido etiquetado e identificado dentro del mundillo de la salud mental, mi condición como productor de Radio Nikosia me ha brindado la oportunidad de participar en multitud de ponencias, congresos, seminarios y radios abiertas (que serían algo parecido a la simulación de un programa de radio en directo y con público). De todas estas experiencias guardo cientos de recuerdos, la mayoría buenos o buenísimos –en equivalente proporción a los vínculos que se generaran con los miembros del público. Pero si hay algo que se repite, como mosca cojonera o victoria culé sobre el Real Madrid, es el momento en el que ante la crítica y reivindicación en defensa de los derechos de mi alocado colectivo, alguien me pregunta cómo debería ser la psiquiatría para que nada de esto ocurriera. Pregunta fácil y defensiva, que vendría a ser algo como ese manido: “muy bien, la cosa está fatal. ¿Pero tu qué propones?”  Desgraciadamente la crítica hoy en día –al menos en el mundo de la salud mental y en el de la economía- parece que predisponga a casi todos los presentes a tildar a uno de antisistema. Suerte que llegó el 15-M y algún sagaz propagandista (y “perro-flauta”) recordó a la masa que no es que seamos antisistema sino que es el sistema el que está contra nosotros.

Entre mis amigos psiquiatras los hay de todo tipo y, cuando nos reunimos, el tema de cómo mejorar el sistema para que los atentados contra los derechos presuntamente inalienables de todo individuo no se vean asaltados por ladrones de bata blanca con tanta reiteración como impunidad, parecería que nos une más que nos separa (sobre todo si se adereza el diálogo con unas cañas). Al final, después de muchas cañas siempre acabamos fantaseando con una revolución o, lo que viene a hacer lo mismo, arreglando el mundo.  Más allá de fantasías, y para que ningún profesional receloso me diagnostique de megalomanía, iré poquito a poco, entiendo que no vale la pena hablar por hablar – aunque gocemos tanto haciéndolo- y haré una serie de propuestas que más que relacionadas con la clínica, pienso que ahondan en lo que considero esencial en su práctica: la ÉTICA; así, en mayúsculas y esdrújulamente altisonante,  porque pienso que es algo de lo que se habla mucho, pero que a la hora de la verdad cuando uno coteja los discursos con los actos que se cometen cada día en los centros psiquiátricos españoles, me recuerdan aquello que dicen que dijo Lacan, pero que a lo que ya se refería Jesucristo: “que la palabra no sirve” y “que por sus obras les conoceréis”.

Propuesta número 1:
Obligar —bajo mandato expreso del cargo que ocupa (sea docente, público, privado o colegiado)— a todos los profesionales de salud mental a pasar por el papel de pacientes, para que prueben su propia medicina y sepan que esto de la locura no es cosa de un cerebro malfuncionante y sus caprichosos neurotransmisores, ni tampoco un tema exclusivo de la relación que uno tuvo con mamá y papá, sino de cómo se transmite lo de dentro hacia afuera, máxime cuando lo de dentro está encerrado en un cofre con siete cerrojos y la llave… ¿Dónde está la llave? En el fondo del mar de la memoria y ¡chim pum! A ver si con esto los dueños del saber dejan de proyectar sus mierdas —y disculpen la expresión— interiores sobre nosotros (ya sea en forma de pastillas, de condicionamiento o de transferencias contaminadas).

Propuesta número 2:
Meter en una nave espacial todas las correas y mecanismos que se utilizan en las contenciones mecánicas y enviarlas a Marte (que por algo lleva el nombre del dios de la guerra) ya que nosotros necesitamos mucha paz. Si alguien se escandaliza, le recuerdo que la última convención de la OMS sobre los derechos humanos de los llamados discapacitados nos ampara de lleno. Y dicho esto le encomiendo que entienda que si ya que existe la contención química porque este estado de derecho (derechoso y derechizante que ironizaría Cantinflas) no nos garantiza una contención emocional (rollo Soteria) como nos merecemos, le recuerdo que una vez drogados, dormidos y hundidos, con el pinchazo intramuscular de turno, las correas sólo sirven para que nos hagamos nuestras necesidades encima.

Propuesta numero 3:
Aquí tenía pensado hablar sobre el TAI, pero como parece que por estos lares hay quórum no me quiero repetir. Paso a la número 4.

Propuesta número 4:
Si algún jefe de servicio impone normas sobre los pacientes como desnudarles ante un miembro del equipo, cacheos, obligación de cambiar de vestuario, y cosas así, que el resto del equipo le recuerde que un psiquiátrico no debe parecerse a una cárcel; porque estas normas alienantes y carcelarias siguen la misma perversa y errónea idea de que si pasas por el aro y te sometes te rehabilitas. Esto no pasa ni en las cárceles ni en los psiquiátricos, así que un poquito de coherencia con el cargo no iría mal.

Propuesta número 5:
Como decía Marta Osorio en Farmacrticxs: esto no es Suecia. ¡Coño! Y creo que Marta estaría de acuerdo conmigo… ¡Que lo sea, o al menos que se parezca! Si a la primera de cambio nos dan neurolépticos, la desestructuración del discurso y del imaginario se puede acelerar en muchísimos casos, con el consecuente: no hay vuelta atrás. Que estas pastillas no son caramelos de goma y sabéis tan bien como yo que pueden generar tantos síntomas como los que se intentan paliar. Un poquito de esfuerzo y de fe en el ser humano por parte de los profesionales no iría mal. Ya no pido humildad, para no que no me digáis que pido imposibles…

Propuesta número 6:
A diferencia de Jose Valdecasas y Amaia Vispe, autores de otro post y coautores de un recomendable blog, yo pienso que uno se puede aprovechar de las farmacéuticas. Sin ir más lejos éstas que subvencionan el congreso nacional de enfermería me van a pagar mi participación como ponente. Sera la primera vez –os lo digo como consumidor de Risperidona en depot- que Janssen hace algo que no sea darme por culo. Eso sí. Admiro a Valdecasas y a Vispe y aún a riesgo de ponerme en plan jesuita, más vale prevenir que caer en la tentación. Sobre todo cuando es el culo de los demás el que está en juego.

Propuesta número 7 :
Pegado de aquí.

Lo que se les dice a las personas, cuando se les dice que tienen una enfermedad mental Desafortunadamente, la mayoría de personas que han sido etiquetadas como enfermos mentales, han escuchado un conjunto de frases pesimistas, que interfieren en su proceso de recobrar sus vidas definitivamente. Hay que contrarrestar estas frases para que el proceso pueda avanzar.

Modelo Médico de Rehabilitación

Modelo de Empoderamiento

“eres un enfermo mental”

“estás experimentando una angustia emocional severa, que interfiere con tu vida en la comunidad”

“tu enfermedad mental es causada por un desorden cerebral genético o químico”

“tu angustia se debe a una combinación de pérdidas, traumas y carencia de apoyos”

“tu desorden es permanente”

“puedes recobrar tu vida definitivamente”

“no debes trabajar hasta que no tengas ningún síntoma”

“empieza a trabajar en algo significativo tan pronto como puedas, ya que el trabajo nos ayuda a recobrar nuestras vidas definitivamente”

“debes tomar medicamentos por el resto de tu vida”

“puede ser que encuentres que los medicamentos te ayudan mientras estás aprendiendo destrezas para cuidar de ti mismo y maneras alternativas de recobrar tu vida definitivamente después de esta severa angustia emocional”

“deberás permanecer bajo el cuidado de profesionales por el resto de tu vida”

“podrás lograr que tu apoyo principal sean tus pares y amigos, en lugar de los profesionales de la salud”

“eres tu enfermedad”

“sigues siendo completamente humano”

“como resultado de tu enfermedad, no eres capaz de expresar tus sentimientos

o formar relaciones personales”

“estás experimentando sentimientos tan extremos que sientes que no es seguro expresarlos. Con el tiempo te sentirás los suficientemente seguro para comprender tus sentimientos y los de los otros y formar relaciones personales cercanas”

“no tienes ni los derechos ni las responsabilidades de los otros”

“no has perdido ninguno de tus derechos civiles”

“eres más peligroso que otros en la sociedad”

“no eres más peligroso que cualquier otro miembro de la comunidad”

“no puedes tener una pareja ni hijos”

“puedes tener una pareja e hijos una vez hayas adelantado en el proceso de recobrar tu vida definitivamente”

 

Raul Velasco. Diagnosticado.