Con acierto, Juan de la Peña observa que pocos autores tienen voz propia y que Gustavo Dessal sí la tiene. Lo dice en el epílogo de Inconsciente 3.0, el libro recientemente escrito y publicado por Dessal y publicado en la colección +Otra.

Durante mi último paso por Madrid, tuve el honor de recibir, de manos de su generoso autor, un ejemplar dedicado. No esperé a tomar el avión de regreso a Buenos Aires para empezar a leerlo. Confieso que lo devoré con fruición. Y ahora, hecha ya la necesaria digestión, puedo decir que lo que me atrapó fue el hecho de que allí Dessal revela sus dotes de cazador de goces en el mundo de las nuevas tecnologías, sin caer en la posición moralizante en que algunos psicoanalistas incurren ante los problemas que estas suscitan.

Con ácido humor, hace notar cuán magra sería la proeza de crear una Inteligencia Artificial que nos supere, dado que nos caracterizamos más bien por la debilidad mental, vaticina que las máquinas nunca lograrán igualar nuestra estupidez cuando está en juego la ineducable repetición del goce en el cuerpo hablante, y desnuda el absurdo fantasma distópico que achaca a monstruosas máquinas y no a las personas la ruina de nuestra monstruosa especie. Por otro lado, deja al desnudo el carácter cínico e incluso canallesco de ciertos relatos contemporáneos acerca del progreso y del futuro, y destaca que los ingenieros no son meros intrusos en el campo freudiano, sino que conviene leerlos con respeto y atención (como él mismo lo hace), ya que pueden revelarnos las claves de las nuevas formas de gozar y de los modos de mantener constante el nivel de insatisfacción.

Detecta el disfrute que experimentamos al manipular dispositivos técnicos y al emplear redes sociales, hasta el punto de que unos y otras devienen, per se, instrumentos de satisfacción, máquinas de goce. ¿Pero qué tipo de satisfacción está en juego, y qué goce misterioso se deduce de su carácter adictivo, paralelo y proporcional a la pérdida del sentido y del goce de la vida? ¿Qué dicen acerca del deseo humano y de nuestra economía libidinal el éxito de la mercadotecnia y la pasión por hacernos evaluar?

Escrito sin jerga y como para que todo el mundo pueda apropiarse de lo que dice, el libro de Dessal es un verdadero tratado secreto acerca de la naturaleza del goce fálico (ese goce incapaz de hallar satisfacción, pues se sitúa fuera de cuerpo) y de las nuevas formas del malestar en la civilización globalizada. Una lectura imprescindible.

Gerardo Arenas
8 de enero de 2020