Dentro de las XVI Jornadas de La Otra [LOP], el viernes 31/5 tendrá lugar la mesa redonda «Clasificaciones e inclasificables», dos de cuyos ponentes serán los bonaerenses Lago e Iglesias, Ignacio y Hernán. Los 10 000 km que les separan de Castilla dan idea de cuan próximo les resulta un discurso ajeno al jet lag. Ambos coinciden en su manifiesta gratitud hacia los miembros de la Otra, por el apoyo recibido en su formación teórico-práctica y aun después de la uni, siendo como es el gremio, proceso de continuo asombro y hallazgo sine die.
Ignacio es ducho en Budismo Zen y en estudiar las transformaciones profundas del inconsciente. No extraña su faceta de Speaker en la International Network for Philosophy, Psychiatry and Psychology (INPP) y en la Phenomenology and Mental Health Network. Ya podemos adelantar el título de su ponencia: «El afecto y las modalidades de la negación» que tocará conceptos freudianos tales como defensa, desmentida, transferencia o resistencias. Su exposición contendrá inconfundible sello de su bio-bibliografía ensayística, que goza del inestimable prologado a Los trastornos bipolares: una revisión crítica. Psicopatología, historia y epistemología (Letra Viva, Bs. As., 2016) por parte de José María Álvarez y ¿Qué significa analizar? Clínica y Epistemología (Xoroi Edicions, 2019) por Kepa Matilla y Juan de la Peña. Maestros y referentes todos ellos de la praxis clínica, según Ignacio. Estas obras suponen —y generan a su vez— investigar y desarrollar nociones que amplíen el campo roturado. Más en concreto, el 2º título, recién editado y en gira (Barcelona-Valladolid-Madrid), articula el psicoanálisis desde su vertiente epistemológica, como recurso para abordar una realidad clínica multifocal desde estrategias argumentativas que venguen el mero reduccionismo empírico.
En la que para ellos es su primera incursión en las Jornadas de LOP, Hernán e Ignacio se reconocen expectantes y entusiasmados por poder hacernos partícipes de un aprendizaje reflectante, cual luz de ida y vuelta, pues vuelven a, quizás aleccionar, a la fuente de la que ellos aprendieron (José María, Kepa, Brun, Carreño, de la Peña y un largo etcétera). Es más, les gustaría que esta clase de foros concitara el favor de legos y galenos por cuán globales son los males del alma que (decodificados o no) afectan al vulgo para el que, divulgar sin vulgarizar los estudios aludidos, supone magno reto… pero necesario, si como admite Hernán, cabe evitar «que las logías troquen en logias» por recitar a ciegas credos prefabricados por lobbies farmacéuticos y neurologías al uso. En ambos casos, la participación tanto de Ignacio como de Hernán remarca la dimensión internacional de LOP, por el permanente enlace con Argentina, un hilo de reiterado zig zag (cual otras “rutas”, de la Seda, Mariana, del bakalao) consolidado por mutuo exchange bianual de nuestra/su ida/vuelta.
¿Pero qué les aportan estos encuentros? Hernán conoce las Jornadas —hasta ahora— solo por redes sociales. En su caso, vencer distancias, acudir y formar parte de un evento puntual de regusto «magnífico y potenciador» por el clima de «amistad y camaradería entre pares». Además, por la posibilidad material de profundizar en temas nuevos y otros ya vistos, pero nunca iguales. Mismo pronóstico obtiene Ignacio, por los vínculos desde el diálogo y apoyo mutuo y, ante todo, la reciprocidad para concretar nuevos ensayos y avances colegiados. En cuanto a ideología profesional, Hernán aboga por centrarse en el Ser del paciente, sin adulterar su seguimiento con extra de intereses, avatares y divagues. Esto exige «dejar el dogma y los axiomas a un costado para repensar los postulados constitutivos de la clínica», en palabras de Hernán. Tal afán se justifica por las particulares problemáticas de los pacientes. Como dice Ignacio, «no cabe pretender asemejar al otro al clínico sino trabajar para que se libere y consume su ser».
Fijándonos en su rutina, los entrevistados asumen madrugar bien temprano: Hernán cubre clínica asistencial por las mañanas e Ignacio desarrolla una solitaria vida científica (estudiar, escribir, dirigir proyectos de doctorado, organizar seminarios y conferencias). Las tardes de ambos se deben en exclusiva a la consulta privada. Así pues, celebran que su formación inacabada prosiga mucho después de aquellos conflictivos años de dudas y curiosidad de su etapa universitaria. Este es el espíritu que pretende recuperar LOP. Dicho todo lo cual, y concluyendo, creemos que la sintonía será tal, que mucho después de su partida, Hernán e Ignacio apelarán al «don’t cry for us».
Ángel David Sánchez – Periodista