Ahora que estamos cansados de escuchar que la psiquiatría está en crisis, consuela saber que siempre lo estuvo, que, en cierto modo, ése ha sido su estado natural desde su nacimiento. Esa es una de las conclusiones que pueden extraerse de El discurso psicopatológico de la modernidad, último libro de Enric Novella. La razón de esta crisis perpetua está en su misma esencia, en su objeto de estudio: el escurridizo sujeto.

Conviene aclarar desde ya que, más que un libro de historia de la psiquiatría, este Discurso psicopatológico de la modernidadtrata de la historia del sujeto, situando su punto de partida en la llamada Modernidad. Virginia Woolf escribió que en diciembre de 1910 el carácter humano había cambiado: «No digo que un día salimos, como se sale a un jardín, y vimos que el rosal había florecido o que la gallina había puesto un huevo. El cambio no fue tan repentino ni tan definido. Pero cambio hubo de todas formas y, dado que somos arbitrarios, digamos que fue en esa fecha, aproximadamente en 1910» [1]. Woolf se refería al modernismo [2], movimiento literario que surgió en paralelo a la Modernidad. Desde el siglo XVIII se había ido produciendo un cambio en la forma en que el ser humano se relacionaba consigo mismo. Las personas cada vez daban más importancia a sus pensamientos, sentimientos, etc., y fueron desarrollando el hábito de reflexionar sobre ellos. Esta «conciencia psicológica» fue cobrando cada vez más protagonismo, hasta el punto de que se produjo una especie de «ensimismamiento» de la conciencia: en su doble condición de sujeto y objeto, la conciencia adquirió el hábito de monitorizarse e interrogarse sobre sus propios contenidos.

Este «ensimismamiento», o hiperreflexividad, de la conciencia supuso un punto de inflexión en el malestar psíquico. En un artículo anterior [3], el propio autor y Rafael Huertas consideran «la emergencia de la esquizofrenia como un acontecimiento estrechamente relacionado con el desarrollo de la cultura moderna». También José María Álvarez y Fernando Colina sitúan en esta época el nacimiento de la esquizofrenia [4]. Para estos autores, en la modernidad se habría producido un desgarrón sin precedentes en el psiquismo. Por alguna razón, en esa época la fragmentación de la identidad alcanzó cotas antes desconocidas, hecho que se pondría de manifiesto en toda su crudeza en la esquizofrenia.

El «descubrimiento» del psiquismo del loco, escribe Novella en su último libro, constituye el logro fundacional de la psiquiatría. Como explica en su primera parte, dedicada a los inicios de la clínica, la medicalización del psiquismo corrió en paralelo a un largo, y arduo, proceso de secularización del alma o la conciencia. La conciencia pasó a ser más un asunto de la ciencia que de la religión; sin embargo, ésta se resistía a abandonar sus antiguos dominios. Un ejemplo de ello lo encontramos en el campo de las alucinaciones. Como recoge este discurso psicopatológico de la modernidad, en los inicios de la psiquiatría, algunos autores, como Alexandre Brierre de Boismont, hombre de fuertes convicciones religiosas, se oponían a considerar las alucinaciones de los santos como patológicas. Según él, no se podían meter las alucinaciones de Juana de Arco o san Ignacio de Loyola en el mismo saco que las voces de otros sujetos que habían dado sobradas muestras de haber perdido la razón. Otro terreno donde también era palpable ese tira y afloja entre la religión y esa nueva ciencia que era la psiquiatría era el suicidio. Como escribe Novella, citando a Goldstein, para finales del siglo XX, la psiquiatría había conseguido adentrarse «en los cementerios, donde consiguió erradicar el pecado del suicida sustituyéndolo por un trastorno mental moralmente neutro».

El libro defiende la tesis de que los cambios que se han producido en la subjetividad a lo largo del tiempo han dado lugar a distintas manifestaciones del malestar psíquico. Así, la segunda parte del libro hace un recorrido por distintas heridas del sujeto, empezando por malestares más propios de épocas pasadas, como la aristocrática y señorial melancolía, que se ha ido diluyendo hasta convertirse en lo que ahora llamamos «depresiones», hasta llegar a los malestares psíquicos más comunes en la sociedad actual, como las patologías de la identidad (donde podemos incluir los estados fronterizos o el narcisismo maligno). Una de las premisas del libro es que el malestar de cada época dice mucho de la sociedad en la que se ha fraguado. Como bien dice Novella, es difícil no ver en los estados fronterizos y narcisistas actuales, caracterizados por la impulsividad, la intolerancia a la tristeza o la hipertrofia del yo, un reflejo de nuestra sociedad del espectáculo, que diría Guy Debord, en la que priman las apariencias, la superficialidad, la inmediatez y el cortoplacismo.

A pesar de los cambios que se han producido en la subjetividad a través de la historia, evidentes en el recorrido que traza Novella en su libro, hay algo que permanece constante desde el inicio de la clínica, y es la necesidad del sujeto de entenderse. La necesidad de entender a ese otro que nos habita, como dice el famoso poema de Darío Jaramillo Agudelo [5], parece ser una necesidad básica para el ser humano, al menos desde lo que se ha dado en llamar la Edad Moderna. Es imposible que el sujeto, dividido como está, llegue a comprender del todo sus propios entresijos (el «dueño de nuestro embrollo» nos resulta tan familiar como ajeno); sin embargo, lo que parece seguro es que no dejará de intentarlo. Por la misma razón, por lo elusivo de su objeto de estudio, la psiquiatría y la psicología estarán siempre en la cuerda floja… aunque no llegarán a caer del todo. Alejado del discurso biológico tan de moda en los últimos años, este libro lleva al lector a los inicios de la clínica para recordarnos su razón de ser, algo esencial en estos tiempos en que la psiquiatría, a base de reduccionismos de distinta índole, corre el riesgo de perder el norte. Ahí precisamente reside su valor.

Por Rebeca García Nieto

Notas

[1] Woolf V. Mr. Bennet and Mrs. Brown(1924).

[2] Ozick C. The boys in the alley, the disappearing readers, and the novel’s ghostly twin. En: Ozick C. Critics, monsters, fanatics. And other literary essays. Houghton Boston, MA: Mifflin Harcourt, 2016.

[3] Novella EJ, Huertas R. El síndrome de Kraepelin-Bleuler-Schneider y la conciencia moderna: una aproximación a la historia de la esquizofrenia.Clínica y Salud 2010; 21(3): 205-219.

[4] Álvarez JM, Colina F. Las voces de la locura. Barcelona: Xoroi edicions, 2016.

[5] «Ese otro que también me habita; acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos; ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel; ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio; esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera; eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo, el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre; ese otro también te ama». Darío Jaramillo Agudelo

Ficha técnica

Título: El discurso psicopatológico de la modernidadEnsayos de historia de la psiquiatría

Autor: Enric Novella

ISBN: 9788490975114

Págs.: 160

PVP: € 15.-

Madrid: Catarata, 2018

Enric Novella

Profesor de Historia de la Ciencia e investigador del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero de la Universitat de València. Es doctor en Medicina por la Universidad de Hamburgo, licenciado en Filosofía por la Universidad Libre de Berlín (FU) y médico especialista en psiquiatría formado en el Hospital Clínico Universitario de Valencia. Ha sido becario predoctoral del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) y contratado postdoctoral del CSIC. Ha realizado estancias formativas y de investigación en diversas instituciones académicas de Europa y América Latina y ha sido profesor invitado en la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autor de las monografías El joven Foucault y la psicopatología (Berlín, 2008) y La ciencia del alma (Madrid/Fráncfort, 2013), y participante en la obra colectiva Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, así como de numerosos artículos y ensayos dedicados a la historia y la filosofía de la psiquiatría, la psicología y la medicina. De 2015 a 2018 ha sido director de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.