Ya lo advierte David Pujante en las «Palabras preliminares» con las que arranca Oráculo de tristezas: no existe una «definición definitiva» de ese «reducto de tristezas que llamamos melancolía» (2018: 22). Tratar de categoriza (delimitar y parcelar teóricamente) una construcción retórico-social tan compleja como esta es igual de frustrante que intentar contener «agua en un cesto» (2018: 22) por lo que, consecuentemente, se hace necesaria una nueva perspectiva crítica y analítica capaz, de enfrentarse a la «melancolía» como un constructo cultural.

Pujante aborda este reto con las herramientas que le ofrece la tematología comparatista, la cual se podría definir como una actualización de los estudios comparatistas con implementaciones procedentes de la historia de las ideas, la estética o la psiquiatría, entre otras disciplinas. Esta propuesta metodológica de análisis, que ya ha utilizado el autor recientemente con éxito en su libro Eros y Tánatos en la cultura occidental. Un estudio de tematología comparatista (Pujante Sánchez, 2017), se  revela por tanto como un mecanismo que permite investigar la construcción del imaginario occidental a partir del estudio de temas (como podrían ser la relación erótico-tanática, la melancolía o el mal, por ejemplo). Dicho esto, conviene matizar el concepto tema, ya que el autor descarta la perspectiva decimonónica meramente erudita, y lo entiende como «las representaciones que los hombres hacemos  de nosotros mismos en relación con el mundo en el que estamos insertos» (Pujante Sánchez, 2018:20).

Podemos afirmar que Oráculo de tristezas se enmarca dentro de una obra académica coherente y en constante evolución fruto del trabajo intelectual de David Pujante durante décadas. Por esta razón, aunque es cierto que esta última publicación puede leerse sin ningún problema de manera independiente, la verdad es que dicho libro adquiere todo su significado si se aprecia como la última huella de un largo camino de estudio humanístico. Prueba de ello es lo bien que dialoga esta obra con trabajos académicos anteriores como, por ejemplo, el ya mencionado Eros y Tánatos en la cultura occidental (2017).

Como se puede entrever en la lectura de Oráculo de tristezas, la melancolía es para David Pujante una constante cultural (con presencia en todas las disciplinas humanas) que puede ser rastreada a lo largo de la historia del pensamiento occidental. De esta manera, el catedrático comienza su estudio comparatista en torno a la concepción de la melancolía con la presentación de un tópico de larga tradición: «la confrontación de la risa de Demócrito con el llanto de Heráclito» (Pujante Sánchez, 2018: 25-55). A partir de esta dualidad, que para el autor son las caras de una misma moneda, Pujante propone un panorama histórico general sobre la percepción sociocultural del pensamiento melancólico.

Este primer capítulo es una acertada presentación del recorrido que seguirá el lector durante el libro. Así, podemos observar a vista de pájaro como la compleja concepción clásica de la melancolía evoluciona hasta la perspectiva contemporánea, en la que la risa democrítea se ha ido haciendo cada vez más sospechosa (Pujante Sánchez, 2018: 52). Esto ha provocado, según David Pujante, que «risa y melancolía no volverán a relacionarse, salvo como manifestación de la locura» (2018: 52-53). Consecuentemente, como luego expone en el último capítulo dedicado a la «Enfermedad y melancolía en la literatura y en el arte del siglo XX», durante las últimas décadas se ha producido una patologización del pensamiento melancólico (creativo, humorístico, etc.) así como del genio creador.

Pero no nos adelantemos, porque David Pujante antes de llegar a esta reflexión transita por diferentes etapas. Algo lógico, ya que no se podría entender este último apartado sin antes haber pasado por el capítulo III, dedicado al «Genio y carácter melancólico. El Problema XXX del Pseudo-Aristóteles» (Pujante Sánchez, 2018: 69-80). De esta manera, el autor propone un recorrido que explora en la primera mitad del libro las construcciones interpretativas de la melancolía en diferentes contextos histórico-culturales occidentales como la Edad Media (Pujante Sánchez, 2018: 81-100), el Renacimiento (Pujante Sánchez, 201.1118) o el Barroco (Pujante Sánchez, 2018: 119-134). Es este último capítulo el que permite a David Pujante dar el salto hacia el contexto hispánico, el cual vertebra la segunda parte del libro donde se exponen algunas de las interpretaciones más esclarecedoras de la obra.

En los capítulos VIII, IX, X y XI, David Pujante realiza una interesante reflexión sobre el sentimiento melancólico español, que constituye, durante los siglos XVI y XVII, el «carácter nacional» (Pujante Sánchez, 2018: 156). Por esta razón, defiende el autor en el siguiente capítulo, la imposición del pensamiento ilustrado francés durante el siglo XVIII supuso una negación del carácter melancólico español lo que, en definitiva, suponía un rechazo de nuestra propia identidad cultural que ha tenido repercusiones que llegarán hasta nuestros días (Pujante Sánchez, 2018: 207). Así, concluye David Pujante, sobre las implicaciones que tuvo la errónea asimilación del pensamiento ilustrado en España negando el carácter melancólico:

Esa irracionalidad hispana tiene muy apegada a sí el melancólico sentir, y el error del siglo XVIII fue negar el irracionalismo. Porque si la Ilustración trajo la España socialmente moderna, la incapacidad de nuestros hombres para diluir lo autóctono en la modernidad trajo la esterilidad artística. No fuimos capaces de hacernos centauros, de injertar lo salvaje en lo humano (Pujante Sánchez, 2018: 200).

Consideramos pues que con una reflexión de este calado queda probada la afirmación que rescatábamos al principio de este texto: le melancolía es una compleja constante cultural. David Pujante lo muestra en Oráculo de tristezas y a través de su estudio, mediante la metodología que le ofrece la tematología comparatista, es capaz de establecer un diálogo humanístico con la Historia, es decir, con nosotros mismos.

Víctor Gutiérrez-Salaz
Universidad de Valladolid

Publicado en Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, 30 (2018) (pp. 361-363).