En las VIII Jornadas de Formación continuada – Psicopatología organizadas por la Fundación Intras, que han tenido lugar en el Centro de Día de Toro (Zamora), hemos contado con la presencia de José María Álvarez y Fernando Colina por la mañana y de Kepa Matilla y Javier Carreño en el horario de tarde. Los primeros, invitados a hablar de la estructura de la psicosis y sus tipos clínicos, nos han ofrecido una clase magistral sobre lo más esencial de los tres polos clásicos (paranoia, esquizofrenia y melancolía-manía) y han aportado ideas muy interesantes en torno a la posición que debe adoptar el clínico en el trato con el loco.

José María Álvarez ha definido los tres polos mencionados de la siguiente manera: la paranoia como la patología del Otro, puesto que es la presencia asfixiante del Otro lo que caracteriza esta posición. Un Otro, sin embargo, que el propio sujeto ha inventado para depositar su maldad y al cual necesita porque le proporciona consistencia. Por otro lado, la esquizofrenia como la patología del Uno, ya que en este caso, al faltarle al sujeto la figura del Otro él mismo queda fragmentado y totalmente aislado. Por último, la melancolía como la patología del objeto, dado que el sujeto ha transformado el Otro en un objeto incorporándolo dentro de sí mismo, y es a este a quien realmente dirige sus acusaciones. Respecto al trato ha propuesto, para las tres posiciones, las siguientes consignas: para la paranoia, no saber, ya que ante la arrogancia del paranoico uno tiene que aceptar su propia ignorancia; para la esquizofrenia, no comprender, puesto que en la ensalada de palabras no debe buscarse un significado lógico. Lo que probablemente más necesite el sujeto sea la presencia del terapeuta, ante el cual quizá pueda tratar de hilar algo de todo ese discurso disperso; y para la melancolía, no desfallecer, dado que lo que ayuda al loco en este caso es quedarse con algo del deseo y la energía del terapeuta, que en él se encuentran ausentes.

Fernando Colina, por su parte, nos ha animado a dejar de lado el diagnóstico, en la medida de lo posible, para contemplar al sujeto en su particularidad. Ha destacado, asimismo, alguna concepción muy sugerente como la que presupone que todos somos psicóticos en un origen y la neurosis es una suplencia que nos permite movernos de manera más ágil en la vida del deseo y las relaciones con los demás. Y respecto a la terapéutica, ha insistido en la importancia de evaluar la dosis de síntoma (donde incluimos el delirio) que el loco necesita para mantenerse estabilizado, puesto que, como toda defensa, en defecto no cumple su función pero en exceso también puede tornarse perjudicial para quien lo está sosteniendo.

Por la tarde, Kepa Matilla y Javier Carreño nos han ofrecido varios apuntes relativos a su reciente libro titulado Cosas que tu psiquiatra nunca te dijo, y que se eleva como una voz crítica ante la psiquiatría imperante en la actualidad.

Kepa Matilla, sirviéndose de algunas anécdotas curiosas, ha aportado datos significativos sobre la historia de esta orientación que demuestran la poca solidez de los cimientos en los que se viene edificando, por ejemplo, la ideología de las enfermedades mentales o la psicofarmacología entendida desde un punto de vista curativo.

Javier Carreño, para finalizar, nos ha transmitido algunas de las consecuencias en la forma de presentación de la clínica actual ocasionadas por el abuso de los psicofármacos, como el que han denominado, en clave humorística, «Trastorno Tripolar», presente en aquellos sujetos que han estado siendo medicados de forma prolongada y que han pasado a presentar variaciones en la sintomatología mucho más rápidas y descontroladas que antes.

Por Adriá Casanovas