El pasado miércoles 1 de abril, organizado por el Departamento de Psicopatología Clínica del Nuevo Centro de Estudios de Psicoanálisis (NUCEP) y coordinado por Santiago castellanos y Rosa López, tuvo lugar la conferencia online de José María Álvarez: «De un tratamiento posible de la psicosis». Este formato de conferencia, motivado principalmente por la situación actual generada por el COVID-19, reunió a más de 350 participantes de todo el mundo.
Tal como lo conocemos en la actualidad, el tratamiento psíquico de la locura, antes de Freud, estaba en pañales. Y no es que el creador del psicoanálisis fuera precisamente un entusiasta de la aplicación del psicoanálisis a la terapéutica de la psicosis, prolongación que se le antojó complicada. Así y todo, aportó una teoría explicativa genial, es cierto con algunos claroscuros de los que aún no hemos logrado desprendernos. A partir de esas contribuciones, se asentaron las bases de un tratamiento posible que algunos de sus discípulos desarrollaron paulatinamente.
Tocante a las dificultades mencionadas, ya en el artículo de 1905 «Sobre psicoterapia» anotó de pasada: «No descarto totalmente que una modificación apropiada del procedimiento nos permita superar esa contraindicación y abordar así una psicoterapia de las psicosis».
En efecto, Freud sabía que, de llevar a cabo un tratamiento de la locura en el marco de las instituciones sanitarias, no quedaría más remedio que mezclar «el oro puro del análisis» con otros elementos espurios, según sugirió en «Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica» (1919).
En los años treinta, pese a las reservas de Freud, el psicoanálisis de la psicosis comenzó a desarrollarse en distintos lugares del mundo, sobre todo con Paul Federn (Viena), Melanie Klein (Londres) y Harry Stack Sullivan (Maryland). De ahí en adelante se extendió traspasando fronteras y cruzando océanos, hasta alcanzar sus mayores cotas en algunas renombradas clínicas, como la Chestnut Lodge (Maryland) y la Tavistok (Londres).
Desde los años ’50 del pasado siglo, las aportaciones teóricas de Jacques Lacan de cara a la elucidación de la estructura psicótica y la concreción de algunas indicaciones preliminares para el tratamiento, relanzaron el interés por la locura y su tratamiento, tanto en el ámbito privado como en el público.
Hoy día, a medida que se vuelven más evidentes las limitaciones terapéuticas de los medicamentos y se cuestionan de arriba abajo los modelos teóricos propuestos por la biopsiquiatría, resurge con fuerza, en el marco sanitario, la psicoterapia de la psicosis y su actual aliada, la vertiente comunitaria y social de la psiquiatría.
Desde este punto de vista y a partir de mi experiencia hospitalaria con pacientes afectados de psicosis graves, publiqué recientemente Principios de una psicoterapia de la psicosis (Barcelona, Xoroi, 2020). A partir de esa monografía, invitado por el Departamento de Psicopatología clínica del NUCEP, me propongo una actualización del tratamiento psicoanalítico de la psicosis en el ámbito institucional. Y para ello sobre todo echaré mano de la concepción de la locura como defensa, de enfatizar el subsuelo de soledad por excelencia (genuino de la experiencia psicótica), y de argumentar el poderío de la transferencia, sin duda el más efectivo de todos los psicofármacos conocidos.
José María Álvarez