Compartimos la columna Vecinos ilustrados de Fernando Martín Aduriz, publicada en el Diario Palentino del jueves 30 de enero.

Presentación BOLMHay locos que no lo parecen, fue la expresión del Doctor Esquerdo. A esto apunta la noción de psicosis ordinaria, producto de 1998 de Jacques-Alain Miller, psicoanalista francés: «no he inventado un concepto con la psicosis ordinaria. He inventado una palabra, he inventado una expresión, un significante, al dar un apunte de definición para atraer a los diferentes sentidos, los diferentes reflejos de sentido alrededor de ese significante».

No serían psicosis extraordinarias desencadenadas con brote psicótico. Sería ser loco sin estar loco (título de un libro de Emilio Vaschetto).

Si en la cadena del lenguaje que nos habita alguien se des-encadena, quiere decir que inicia una errancia o una llamativa soledad, o una relación desigual con la imagen de su cuerpo. A veces necesita un sostén exterior para esa imagen de su cuerpo (cual Lol V. Stein en la novela de Duras), o lucha denodadamente por vivificarse evitando el espectro de la mortificación. Hablamos de locuras normalizadas, locuras normales, que no alejan significativamente del sentimiento de la vida.

Sería una forma de locura normalizada, no medicalizada, una enfermedad de la mentalidad y no una enfermedad del Otro. Se presenta sin fenomenología del lenguaje: automatismos mentales o alucinaciones, sino sobre los efectos del lenguaje, por ejemplo sobre el ánimo y el humor, se acompaña de estilos bizarros o extravagantes de vivir, de vestir, de relatarse el mundo y su sentido. La investigación acerca de la noción de psicosis ordinaria mostró singulares suplencias, estabilizaciones, enganches y desenganches, defensas obsesivo-compulsivas o muy hiperactivas, refugios en adicciones.

Enseña el trato con locos que no lo parecen que conviene no imitar la locura del de al lado, sino conformarse con la propia sin publicitarla.

Eso si, mejor con ayuda del de al lado. José María Álvarez, uno de los colegas que mejor ha leídoel programa de investigación de estas psicosis discretas que propuso Miller en 1998, gusta de evocar a Séneca: nadie por sí mismo tiene fuerzas para salir a flote. Precisa de alguien que le alargue la mano, que le empuje hacia fuera.