Locura normalizada es un sonoro y chocante oxímoron. Reúne dos términos que se antojan contrarios, incompatibles, de los que se repelen como el agua y el aceite. Esa refractariedad es sólo el resultado final, sorprendente e irrisorio aunque inevitable, de la oposición que funda la psicología patológica: locura versus razón (cordura). Sin embargo, además de la caracterización de la locura como lo opuesto a la razón, existe otra visión de la locura como lo otro de la razón, una perspectiva en la ambos extremos se relacionan y funden, en la que locura y razón se alimentan recíprocamente. El primer punto de vista, el más tradicional, ha dado pie a la psicopatología de corte categorial o estructural, del que han surgido los tipos clínicos, las enfermedades mentales y las estructuras clínicas; del segundo han salido las perspectivas continuistas y elásticas, en las que un hilo mantiene unidos los extremos de la locura y la cordura, un elemento de unión que hermana al loco y al cuerdo.
Desde el momento mismo en que se opuso la razón a la locura surgió el problema irresoluble del semiloco, es decir, del que está a medio cambio de esos extremos y posee algo de ambos: el loco razonante, lúcido, monomaniaco, el esquizofrénico latente, el paranoico rudimentario y el sensitivo, el melancólico simple, el esquizofrénico seudoneurótico, el como sí, el borderline, y un larguísimo etcétera cuyas últimas versiones son el psicótico ordinario y el bipolar.
En esta materia del Máster de Psicopatología y clínica psicoanalítica, la locura normalizada se estudiará a partir de las preguntas fundamentales de las que deriva el saber clínico (qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué) y de las tres lámparas habituales con las encaramos la investigación en psicopatología: la historia, la epistemología y clínica. A medida que se desarrollen los argumentos y amplíe esta indagación, surgirán algunas respuestas acerca de si hoy día está justificado el diagnóstico de generalizado de psicosis ordinaria, si las caracterizaciones con que las que ésta se describe son suficientes para elevarla al rango de diagnóstico o si dicha categoría es la respuesta actual a un problema de siempre, por definición irresoluble en la medida en que deriva de la estructura binaria de nuestros conocimientos del pathos, una estructura (locura versus razón; psicosis versus neurosis, etc.) que amenaza ruina sólo cuando se la lleva hasta el extremo de plantear oxímoron tan paradójicos como el de locura normalizada. Y estos oxímoron, de los que la psicopatología está llena, son las principales guías de nuestra investigación, en la medida en que ponen patas arriba nuestros conocimientos y demuestran que trabajamos con modelos que determinan las visiones de la realidad clínica. O la locura es lo opuesto a la razón (normalidad), o la locura es lo otro de la razón (normalidad). Dos modelos contrarios, sí, pero necesarios e intercambiables.
José María Álvarez