SEMINARIO ICF VALLADOLID – 23/02/2019 

Reseña de la intervención de Adolfo Santamaría en el seminario Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, que tuvo lugar el día 23 de Febrero de 2019 en el Centro Lacan de Valladolid. 

Patologio dualINTRODUCCION

 

Tocaba en este caso, nos introduce el docente, trabajar el apartado «El agujero y lo real» en el marco de lo que se desarrolló en el Conciliábulo de Angers. Se trataba de exponer algo breve, preciso, precioso, inédito, y no ya sabido, evocando así ese subtítulo del conciliábulo: Efectos de sorpresa en la psicosis.

Inicia el ponente su exposición, apuntando la etimología de Conciliábulo: Concilio no convocado por autoridad legítima. Y también: Junta o reunión para tratar algo que se quiere mantener oculto.

Se eligió, no sin cierta malicia, esta expresión y no la de coloquio, que remitiría mas a un encuentro en el seno de una sociedad científica.

Seguirían en el tiempo, a este conciliábulo, la Conversación de Arcachón y la Convención de Antibes, iniciándose con esta serie, un viraje en la clínica psicoanalítica en el ámbito de la psicosis, como si se tratara de una secuencia lógica de ver, comprender y concluir, coincidentes con esos tres encuentros realizados de 1998 a 2001.

Esta nueva perspectiva de la clínica, nos orienta en este tiempo hacia lo real, iluminada por la segunda y última enseñanza de Lacan.

Tras esta introducción, pasa el ponente a darnos su punto de vista de una lectura que se inicia a la luz de «Una cuestión preliminar…» y «El Seminario III: Las psicosis», que enmarca los casos en una clínica clásica de la psicosis, nombrando el agujero forclusivo y la solución sinthomática, con primacía del hecho transferencial en el trato del real emergente en cada caso. Entramos así en la cuestión de la relevancia de la posición del analista en la psicosis.

Continúa en su recorrido, por los conceptos de «agujero y real», con una frase de Lacan de sus conferencias y conversaciones en las universidades americanas: Los locos furiosos no dudan un solo instante que estén en lo real. La locura nos coloca pues en lo real, ese real imposible, invariable, siempre en el mismo lugar.

Hace un recorrido por la noción de lo real, parándose en el Seminario III:

Es esencial introducir la categoría de lo real, es imposible descuidarla en los textos freudianos. Le doy ese nombre en tanto la define como campo distinto a lo simbólico. Existe la posibilidad de que algo que no sea simbolizado primitivamente, se manifestara en lo real. Sólo con eso podemos esclarecer el fenómeno psicótico y su evolución.

Nos introduce de esta manera en el fenómeno psicótico: La emergencia en la realidad de una significación enorme que parecería un nadería en la medida en que no se la puede vincular con nada, ya que no entró en la simbolización y que puede hacer temblar el edificio.

Lo no simbolizado, deja a la intemperie ese real que retorna, mostrándose como fenómeno elemental..

Siguiendo en el Seminario III, subraya lo que considera una tesis de Lacan: 

La realidad esta marcada por cierto anonadamiento simbólico otorgando al registro de lo imaginario lo quedara cierta forma a lo que es puro fragmento.

El anonadamiento simbólico nos aproxima a esa nadería que genera esa significación enorme cuando el imaginario y el simbólico no dan a basto para construir una trama que permita dar un lugar a lo real, sea el fantasma en la neurosis o el delirio en la psicosis.

Termina esta introducción, situándonos en una red, encrucijada de referencias que nos dice, apunta, sin nombrarlo, a un Real que nos acompaña desde Freud, que Lacan recoge en su seminario III y que JA Miller pone en valor en su seminario del Hombre de los Lobos:

«El sujeto no quería saber nada de la castración, ni siquiera en el sentido de la represión» momento en el que se hace eco de las palabras de Freud en el historial que apuntamos.

Se trataría de un proceso de exclusión primordial, primitivo, que no es el interior del cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo significante.

Sobre los casos

Elige el docente una serie de casos de los que destaca la enseñanza que de ellos se extrae al confrontarlos con la clínica actual. Nos enseñan, todavía hoy, dando luz a nuestra clínica particular.

Destaca el carácter de inclasificables, es decir, imposibles de clasificar, por lo inclasificable del goce particular y por lo inclasificable de lo real de cada caso. Hace referencia además a los efectos de sorpresa en el quehacer del psicoanalista, y en cada particular invento de la transferencia al estar el analista concernido.

Inclasificables por lo particular de los momentos fecundos y por el manejo que de esos efectos se derivan. Inclasificables por la introducción de la práctica entre varios en el tratamiento del loco, en oposición al trabajo en equipo. Inclasificables también por el lugar del encuentro, donde el analista decide su acto.

La exposición se realiza bajo dos pilares de trabajo:

Uno:

La transferencia – Caso de Gabriel Lombardi: Cura de mutismo (transferencia y clínica a la par)

Dos:

El troumatisme.- Caso de Nancy Katan: Una niña mortificada (el trabajo de la psicosis)

1. Transferencia y psicosis: En referencia a los casos de «Cura de un mutismo», «Beneficios del fuera de sentido», «Biblioteca del otro» y «la practica entre varios».

Son casos en que abordan el trato, el tratamiento en la experiencia analítica de la psicosis y la puesta en marcha del dispositivo analítico.

Lombardi: Cura de un mutismo.

Plantea el docente, que la transferencia en la psicosis como no está del lado del amor, se construye. Estaría del lado del dejase concernir.

Apunta Adolfo Santamaría cómo en la clínica institucional algunos profesionales se dejan concernir full time. No se trataría aquí de eso. Se trataría más bien de un «no-todo dejarse concernir». Esto es, dejarse concernir como sujeto, viniendo el loco a la posición de objeto; esta es una posición que el trabajo analítico debe revertir

Nos introduce en el texto Breve discurso a los psiquiatras (Lacan 1967) en el que Lacan hace una pregunta sobre qué lleva a los candidatos al psicoanálisis a interesarse por el loco y todos dicen la misma cosa, para comprenderlos mejor. La comprensión, nos dice el autor, es una barrera al propio tratamiento. Relata también cómo un joven aspirante le cuenta que para él, el encuentro, tiene que ver con la angustia, angustia absolutamente coextensiva de su experiencia del loco.

Así, en el caso de Lombardi, las cosas se producen de una forma particular. No hay demanda del paciente, hay un pedido de la familia para que vaya a la sala. El paciente está perplejo y con momentos de agitación psicomotriz. Ningún medicamento atempera la clínica del fenómeno elemental «veo puntitos», ni la angustia que conlleva, en un estado de perplejidad y mutismo. El analista se deja, entonces, concernir, prefigurando otro «centramiento» y se interroga: Cómo actuar cuando el sujeto no habla. Decidí, dice Lombardi, hablarle yo, a tientas, interrogarlo sin el horizonte de alguna respuesta y esperar pacientemente.

Iba a verlo muchas veces —haciendo klinos— apunta el docente. Enfatiza dos intervenciones del analista donde pone el cuerpo y el sonido de su voz, a la espera paciente y en silencio. Y al amparo de qué quiere el otro de mí, aparece un «Yo escribo poemas». El poema quiere ser leído, un destinatario, iniciándose una mínima cadena significante que posibilita el trabajo de la psicosis, cierta construcción delirante en la que van apareciendo objetos como un «tercero»: la Biblia, el yo pinto, dibujo y pinto, y una posición: soy el hijo de Dios, desciendo de las tribus de Israel, los Cohen, que anuncian el horizonte de una estabilización mínima.

Se aprecia un interés calculado por parte del psicoanalista como respuesta al estar concernido, que tiene sus efectos en este sujeto atrapado en lo real.

2. Acerca del Troumatisme en la psicosis

Aborda el docente tres casos construidos a partir de una presentación de enfermos lo que cambia las coordenadas transferenciales. Son en estos casos pacientes transferenciados, sabedores del saber que albergan y que no serán utilizados en el sentido de objetos de estudio.

Dice Lacan en Intervenciones y textos 2 que, en el encuentro con el paciente «debemos sorprender algo cuya incidencia original fue marcada como traumatismo». En estos casos adquirirá el estatuto de agujero forclusivo, que desvela el rechazo en lo real, como efecto de la forclusión del nombre del padre.

Nancy Katan. Una niña mortificada. Los efectos de una pregunta.

Amelí es una niña de 11 años que consulta por síntomas bastante comunes. La relación intersubjetiva está conservada y es incluso rica, pero poco a poco se irá revelando la fragmentación interior personal y la realidad de una psicosis más tarde desencadenada. Importante tener en cuenta los tiempos para ver, comprender y concluir.

Presentaba síntomas como hacerse pis en la cama, retraso escolar, miedo a las pruebas, miope y en la infancia presentó «enfermedades catástrofes» que requirieron intervenciones quirúrgicas. Síntomas función de velo, de envoltura.

Teme a la enfermedad y a la muerte. La enfermedad es un enigma para ella, así como la muerte y su propio cuerpo. Cree que los alimentos circulan por los brazos y son transformados en un aplastador por hombrecitos glotones, «trabajo de la psicosis» cual ortopedia significante del cuerpo fragmentado. Recuerda injurias sobre su cuerpo, experiencia muda y silenciosa, de un real inamovible y oscuro que no ha sido iluminado por la palabra del otro.

Y una certeza: yo conozco bien la muerte. Certeza que interroga en el Otro: también su padre, le dice qué piensa en la muerte. Así, ella se pega a él.

Sitúa el ponente el momento del traumatismo en este caso, en una serie de acontecimientos y enfermedades que producen un trauma y fractura del Otro. Pero una meningitis que cree haber tenido a los tres meses genera en Amelie un razonamiento en cuanto a la causa de su sufrimiento. Dice que esa enfermedad es el origen de todos sus síntomas y de su estado.

El presentador ofrece a Ameli la posibilidad de hacerle una pregunta a la madre «¿quieres que se le diga algo a la mama?»

Amelí le preguntará a su madre: Dime mamá ¿por qué tuve meningitis?

Esta pregunta encuentra en la madre con signos de estupefacción; explica que fue un meningitis común, sin importancia. Sin embargo hay un hecho relevante, apareció el día de la primera comunión de un hermano y el día de su propio bautizo. Hubo entonces tan solo un trastorno en el desarrollo de la jornada pero algo de la irrupción de un goce, se significó.

Insistiendo en la pregunta, la madre farfulla la palabra «trisomía»… lo que la hija parece aplastarse ante un significante de muerte, la madre consiente así a lo irremediable que en lo real retorna a su hija.

El caso nos habla del estrago materno, clínica clásica de la forclusión del NP donde la no metaforización del DM hace su estrago.

Por último, destacar la presencia del analista —presentador— como lugar de acogimiento, como Otro de la palabra, como objeto que permite una pregunta sobre lo que causa al sujeto. Ello permi encontrar en esta presentación el nombre del troumatisme, es decir, trisomía.

Tras el paso por los casos, Adolfo Santamaría quiso terminar su exposición proponiendo una articulación entre transferencia en la psicosis y el acontecimiento imprevisto, el troumatisme, que nos sitúa un real que alienta una pulsión de muerte que pone al psicótico en una situación comprometida.

Para ello nos remite a una nueva relectura del seminario de JAM sobre el Historial del Hombre de los Lobos, así como al texto de Lacan De una cuestión preliminar… J. A. Miller apunta que si bien Schreber el caso gira en torno a la «muerte del sujeto» esta es solo —se pregunta— una solución particular. Hay sujetos que rescatan algo de lo vivo que le permite hacer cosas «asombrosamente parecidas al amor».

Como en el caso de Amelie sostener y poseer una «relación intersubjetiva conservada e incluso rica».

Una magnífica y particular lectura la que Adolfo Santamaría nos comunicó en este seminario con una exposición amena, clara y profunda del tema de los Inclasificables de la clínica psicoanalítica.

Por Delia Gómez