José María Álvarez es un autor de sobra conocido, cuya talla intelectual enorme es poco habitual en nuestro medio.

Doctor en psicología, psicoanalista lacaniano miembro de la ELP-AMP de la sede de Castilla León, estudioso y conocedor como nadie de la obra de los clásicos de la psicopatología desde hace muchos años, nos ha ido regalando textos seminarios, conferencias y libros de manera continua.

De su saber sobre la locura, tanto desde la clínica como desde el estudio de los textos psicopatológicos, nos hemos ido empapando para de una manera rigurosa y bien documentada, mejorar y ubicar la clínica donde se merece en la confluencia entre el saber psicoanalítico y la mejor tradición psicopatológica clásica.

Clínico muy implicado en la docencia de los residentes MIR y PIR del Hospital Villacián de Valladolid junto con Colina, Ramón Esteban y otros colegas (Alienistas del Pisuerga) han ido creando una escuela cuyos jóvenes alumnos destacan en el panorama nacional por sus iniciativas y saber clínico pese a su juventud que augura una madurez brillante.

Era preciso reeditar este libro, editado ya en dos ocasiones; la primera vez en Vigo, 2006 por la AGSM y después por Grama en Buenos Aires, 2008.

Ya han pasado años desde su primera obra La invención de las enfermedades mentales (Door, 1999 y Gredos, 2008) en donde veíamos el recorrido en el que la clínica y la historia se desplegaron y articularon durante dos siglos hasta culminar el proceso de transformación de la locura en enfermedad mental con las correspondientes derivadas nosológicas, nosográficas y éticas. Después escribiría Fundamentos de psicopatología psicoanalítica (2004) en colaboración con Ramón Esteban y Francois Sauvagnat.

En este tiempo José María ha ido mejorando significativamente depurando su estilo, haciéndolo más liviano, literario y ágil, desprendiéndose de peso sin perder ni un ápice su rigor que se ha hecho más transmisible, de modo que su escritura cuidadosa y elegante se ha dotado de un cuerpo inconfundible y consistente manteniendo esa sólida y amena visión de conjunto de modo que cuando uno oye el libro, al leerlo, tiene la impresión de que JM ha estado disertando amenamente con Freud, Lacan o cualquiera de los demás autores a los que nombra, en un tu a tu, que ya para nosotros quisiéramos.

Es por tanto una referencia obligada, tanto en nuestro país, como fuera de él, tanto especialistas como profanos que quieran saber sobre las psicosis. A sus textos, además del saber del lado de la clínica y de la psicopatología clásica, JM ha ido añadiendo cada vez más el saber de la filosofía antigua, en especial las escuelas helenísticas, sobre todo Epicuro, y los estoicos en donde el autor encuentra una permanente reflexión sobre la ética.

Desde el prólogo de Colina, excelente y a la altura de la obra a la que se refiere, como todo lo que hace Fernando, el libro  reúne conferencias y artículos publicados por JM entre 1997 y 2012, añadiendo tres capítulos nuevos:

1. Pensar nuestra psicopatología: el autor abre con una afirmación definitiva, el pensamiento psicopatológico está en crisis con algunas excepciones dice JM. Los grandes modelos de pensamiento psicopatológico han ido cayendo uno detrás de otro. La reflexión sobre el pathos ha cedido terreno frente a la simplicidad de esquemas operativos, árboles de decisión y criterios diagnósticos, para continuar con la transición de lo normal a lo patológico se pretende establecer en términos cuantitativos, con lo que la arbitrariedad se impone al rigor.

Es decir un capítulo inicial que es una declaración de intenciones ante una psicopatología de miras estrechas y de nula finura en la que poder ubicar la subjetividad objeto de nuestro estudio.

2. La locura para principiantes: escritura de la conferencia dictada en el colegio médico de Valladolid, en donde asistimos al mejor José María en su calidad de conferenciante ameno, cercano y divertido, que hace gala de su capacidad para poder hablar de la locura en términos claros y sencillos para cualquiera, ubicando los pilares fundamentales de lo que significa estar loco, y de las maniobras que el sujeto hace para estabilizarse, dando cuenta de que la locura es una manera de estar en el mundo en la que lo estático es lo último a pensar y la certeza su base y fundamento.

3. Las locuras de Joyce y Lucía: el estudio de Joyce es en la literatura lacaniana un referente imprescindible al que Lacan destinó su seminario 23 para formalizar su teoría del sinthome.

El seminario gira en torno a la cuestión de dilucidar si Joyce estaba o no loco actualizando de nuevo con sus argumentos al respecto a la clínica sobre las formas discretas de locura y su compensación.

Para escribirlo, José María hizo un estudio minucioso y amplio de la inmensa bibliografía sobre Joyce saliéndose de los textos más trillados para enriquecer lo existente con lo nuevo a aportar, fruto de otras lecturas, tanto al respecto de Lucía como de su padre.

Es el capítulo más literario y de mayor finura descriptiva en la que la queda claro que usando la perspectiva de Lalangue, «la locura es nuestro punto de partida y la cordura algo a conquistar y que tal como señala Miller, Finnegans Wake pone de relieve lo más real de la relación con la lengua».

Si admitimos con Lacan que el síntoma impulsa a la creación, Joyce representaría el prototipo de quienes consiguen, a través de la obra, un relativo equilibrio vital.

En resumen en el libro, como en su vida, coexisten la pasión por la historia, la psicopatología y la clínica psicoanalítica como solamente algunos autores consiguen hacer, dejando claro que es en la confluencia del psicoanálisis y la psicopatología clásica donde está el futuro de la clínica.

Por Chus Gómez
Vigo, noviembre de 2014

Fuente: Siso Saúde 54-55 Invierno 2014