XVII Jornadas [Online] – La Otra psiquiatría

2021 - El amor y las relaciones en la época del Tinder

* El cartel para estas Jornadas ha sido realizado por nuestro amigo y colaborador Jorge de los Santos.

El amor en los tiempos del Tinder

Es inevitable, aunque algunos se empeñen en lo contrario, no ver cómo se han ido sucediendo acercamientos muy dispares al estudio de la psicopatología. Se ha teorizado sobre la locura, sobre los síntomas, sobre las enfermedades, hasta llegar a las relaciones. El padecimiento humano tiene que ver fundamentalmente con el amor, con ese lazo que nos une a los otros. Las personas sufren de sus relaciones. El amor puede determinar el padecimiento, los síntomas o la enfermedad. Es, sin duda, una problemática diferente a tratar, al margen, si se quiere, de los supuestos trastornos que pueblan la clínica mental. Esta parte humana es inalienable al discurso médico. Lo humano caracterizado como sus vínculos, separaciones, pérdidas, encuentros inigualables, desencuentros marchitados, aproximaciones inquietantes, enfrentamientos desolados, rivalidades infantiles, acercamientos acalorados, difícilmente puede entrar en una facultad de medicina. Antes, más bien, debiera hacerlo en una de filosofía.

Todo un amplio espectro del padecimiento psicopatológico versa sobre esa parte más humana del sujeto, aunque aún hoy se sigue mirando, incomprensiblemente, como un derivado de la enfermedad en ciertos sectores incorregibles e inmóviles al cambio, que buscan en las probetas las causas de los problemas derivados de etiquetas, recordémoslo, consensuadas. Eso no va a solucionar jamás un asunto de relación. El giro en la comprensión del padecimiento psíquico está hecho hace tiempo, sólo falta asumirlo. Las batallas ideológicas, teóricas, sobre los orígenes impenetrables de dicho padecimiento pertenecen al acerbo satírico de la salud mental del siglo XX. En el momento actual, importa solucionar los problemas de la gente, sacar a la gente adelante, como siempre se apuntó desde la Otra. Aquí es donde el amor, Eros, permanece infatigable en su continua transformación por adaptarse a los tiempos. ¡Qué diferente puede parecer su vulgar máscara en las redes sociales si la comparamos con su sublime esencia en El Banquete! Pero, ¿son en realidad tan diferentes? ¿Pudiera haber algo humano sobre el amor indisoluble en el devenir de los tiempos? ¿Algo más primitivo, en el límite de la cultura y del lenguaje? El amor, el vínculo, el lazo, el Otro, la Otra —si me permiten el solipsismo—, posibilitan hacerse, constituirse, sostenerse en un mundo humano. En este sentido, ¿qué pasa con las nuevas formas de amor? ¿Cómo determinan los padecimientos contemporáneos? ¿Son fruto de la tecnología o la tecnología ha posibilitado algo que siempre estuvo ahí, un sinsentido más en todo lo que rodea lo humano? ¿No es lo que se ve en los bailecitos, las posturitas, los filtros, los ángulos del objetivo, los likes, los matchs, etc.? ¿Qué tiene que ver con el amor romántico? ¿O es otra manera de expresar lo mismo, lo humano radicalmente entrelazado con el Otro, con ese Otro que mira, que se emociona, que llora, que ríe, que se excita o que queda seducido? Sólo que ahora parece más bien que el Otro insiste con sus comités de estética.

Efectivamente, se puede pasar y, de hecho, así se ha planteado, de interpretar el síntoma, de dar sentido a la lógica del significante; del entramado simbólico que determina la insignificante existencia humana, a los avatares de la libido, el goce, el objeto de goce. La relación de objeto, la transferencia, idealizadora o en espejo, al sostén, la lógica del cuidado, etc. Cada terapeuta busca la manera de ubicarse, pero siempre la relación, el vínculo, el amor en la cumbre de las elaboraciones. Ya conocemos el papel de la transferencia en la psicosis. Es más, según los modos de relación, el propio análisis tuvo que modificarse para poder alojar a los nuevos sujetos. Es difícil entender cómo un millennial podría adaptarse a una práctica decimonónica.

¿No es acaso toda la patología moderna, los casos límite, los borderline, las psicosis que no lo parecen, ordinarias, latentes, blancas, la misma historia? Es decir, cómo adaptar el método a los modos modernos de relación.

Preguntemos entonces sobre las relaciones modernas, sobre el amor en los nuevos tiempos a aquellos que nos llevan años de ventaja en el manejo de las tecnologías y que nos muestren cómo es en la actualidad el mundo de las relaciones cuando, aparentemente, no están mediadas por las tradiciones que han sostenido al amor hasta ahora.