2012 – La neurosis obsesiva

IX Jornadas – La Otra psiquiatría – 25 y 26 de mayo de 2012

Organización:
José María Álvarez, Cristina Catalina
y la Otra

La neurosis obsesiva

La neurosis obsesiva está estrechamente ligada al psicoanálisis. De hecho fue Freud quien, a finales del siglo XIX, agrupó un conjunto heterogéneo de signos, rasgos y síntomas al que dio ese nombre y lo convirtió en categoría nosográfica.

Desde el punto de vista clínico, resulta relativamente sencillo reconocer al obsesivo. Se trata de un sujeto que sufre de lo que piensa, por lo general bobadas y absurdidades que no puede quitarse de la cabeza. Realiza actos repetitivos y rituales escrupulosamente planificados; de no hacerlos, se angustia hondamente. Empieza muchas cosas y no termina ninguna, aunque tiene mil y un argumentos para justificar su retraso. «Por si acaso» es su máxima favorita, la que le sirve como consigna para no pisar la cruceta de una baldosa o para santiguarse ante algo que le impacta. Suele dejar para mañana lo que podría hacer ahora, no vaya a ser que al cumplirse alguno de sus anhelos se encuentre con un vacío inquietante. La culpa le reconcome y el reproche le acompaña como su sombra. Si desea, mal asunto, porque la culpabilidad se apodera de él; pero si «por si acaso» no desea, la depresión le aplasta. Tanto le aterroriza la muerte que vive amojamado, es decir, haciéndose el muerto y desvitalizando todo lo que toca.

También el contacto le abruma, de tal manera que unas veces se ve como si fuera un enfermo infeccioso y otras, como si quienes contagian de deseo y goce fueran los otros. No hay cosa peor para él que los imprevistos o cualquier supuesto que escape a su acendrado control. Busca poner orden en su polvorín interior mediante innumerables listas de tareas, naturalmente

imposibles de cumplir, pues imposible es la relación defensiva que mantiene con su deseo. De tan perfeccionista que es, se vuelve inoperante hasta la inhibición. La duda es su modo de pensar, siempre presente cuando algo le importa. A la hora de elegir está perdido: echa mano de datos y nimia cálculos enrevesados que aletarguen su deseo hasta que, de pura impotencia, elige a la desesperada; aunque, bien pensado, si fuera por él no elegiría nunca, porque eso implica dejar algo. Por eso prefiere ser esclavo y esperar, paciente y cobarde, hasta ver cómo se llevan a su amo al cadalso, él, tan obediente, servicial y dado a transformar los deseos en demandas; «Tus deseos son órdenes», dice con razón.

Su morada natural es el laberinto, en el que se empeña en permanecer porque, desde luego, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. ¡Cómo le gustan los silogismos!, sobre todo el que asocia la satisfacción y la penitencia: si me satisfago, entonces merezco ser castigado. Sueña con una libertad que le aterra, una libertad controlada, por supuesto, no sea que se deje llevar por esa pasión incandescente que le habita y se convierta en el más rijoso o criminal de los seres que pululan por la corteza de la tierra. Ahí es donde resplandece su goce más secreto, eso sí, cubierto por miles de razonamientos, achicado por innumerables prohibiciones y desechado por justísimos principios morales.

Estos aspectos clínicos fueron compendiados por Freud en el término Zwangsneurose, en el que Zwang resalta la coacción del pensamiento (representaciones o ideas obsesivas), de los actos (compulsiones) y de los afectos (ambivalencia obsesiva), a la vez que la lucha a menudo ejercida contra esa imposición. La neurosis obsesiva define un tipo de estrategia defensiva basada en la represión de la representación perturbadora y el desplazamiento del afecto a otras representaciones inocuas. Ese proceso determina el «falso enlace» tan llamativo en las obsesiones, asociación bizarra según la cual el sujeto parece sufrir intensamente de cosas absurdas o banales.

La dinámica y la estructura de la neurosis obsesiva, tal como señaló Lacan, fueron desveladas en el análisis de Ernst Lanzer, el gran texto freudiano publicado en1909 con el título Análisis de un caso de neurosis obsesiva («caso el Hombre de las Ratas»). Pese a la gravedad clinica que puede adquirir y la enorme complejidad que quintaesencia la neurosis obsesiva, Freud estaba convencido de que constituía «el objeto más fecundo y más interesante de la investigación analítica», como escribió en Inhibición, síntoma y angustia (1926). Además del mecanismo genérico de la represión y su especificad obsesiva, este tipo de sujetos echan mano de otros mecanismos patogénicos muy característicos, en especial el aislamiento y la anulación retroactiva, lo que, junto con los rasgos típicos del carácter (orden, tacañería y obstinación), aportan un perfil psicológico bien definido.

A diferencia de la concepción psicopatológica actual promocionada por el DSM con el nombre de Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la concepción psicoanalítica de la neurosis obsesiva no se limita a un tipo alteración mental sino que caracteriza una estructura o forma de funcionamiento psíquico. A lo largo del Seminario dictado entre 1955 y 1956, Lacan destacó del obsesivo la contingencia sobre la propia existencia, cuyo exponente se expresa en las preguntas «¿Estoy vivo o estoy muerto?» y «¿Por qué existo?». Son preguntas que el obsesivo, de una u otra forma, se formula. Pero lo peor es que intenta por todos los medios contestarlas, sumido en un permanente debate consigo mismo del que siempre sale derrotado. Sin embargo, en la soledad del pensamiento se maneja mejor que en las relaciones intersubjetivas. Porque es en el trato con los otros donde puede sorprenderle algo del deseo del Otro, y con él, la angustia.

De estas cuestiones trataremos en las próximas Jornadas de la Otra psiquiatría. Como en años anteriores, las contribuciones teóricas se acompañarán de discusiones sobre cosos clínicos. Además, como es habitual en nuestros encuentros, la experiencia de los más maduros se complementancon el entusiasmo de los jóvenes, algunos de ellos residentes de Psicología clínica y Psiquiatría.

La Otra

Programa

Viernes 25 de mayo

16:30h Presentación de las Jornadas:
José María Álvarez

16:45h La primera mesa: La neurosis obsesiva en el siglo XXI
Moderadora: Teresa Cobos (Valladolid)
Participan:
Juan de la Peña (Madrid)
Antía Briones (Valladolid)
Juan Diego Martínez (Valladolid)
José Ángel Rodríguez Rivas (Sevilla)

La mesa de residentes (MIR-PIR): Obsesiones, dudas y rituales
Moderadores: Carlos Gómez (Zaragoza) y Jesús Rodríguez (Cádiz)
Participan:
Isabel Reyes y Esmeralda Vegazo
Sergio González y Rafael Rodríguez
Elena Álvarez y Ana Navarro
Juan Pablo del Busto Celia Valdivieso

Conferencia: Las obsesiones antes de Freud
a cargo de Rafael Huertas (CSIC, Madrid)
Presenta: Ramón Esteban (Valladolid)

 

Sábado 26 de mayo

10:15h La mesa de casos clínicos: Obsesivos de hoy y de siempre
Moderador: Roberto Martínez de Benito (León)
Presentan casos:
Javier Carreño (Vigo)
Luz Fernández (Vigo)

Comentadoras:
Ana Castaño (Madrid)
María Antonia de Miguel (Vigo)

La Otra mesa: Lo que enseña la neurosis obsesiva
Presenta: Adolfo Santamaría (Valencia)
Participan:
Chus Gómez (Ourense)
Pepe Eiras (Vigo)
José María Álvarez (Valladolid)

Clausura de las Jornadas: Pepe Eiras

Entrega de diplomas