Hace  unos días acudí a un seminario organizado por la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría y Salud Mental sobre La Paranoia , impartido por Fernando Colina, psiquiatra y Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Río Horterga de Valladolid y José María Álvarez, psicoanalista, doctor en psicología y especialista en Psicología Clínica del mismo hospital. Estas son algunas de las notas que tomé durante las casi siete horas que duró la charla, que no intentan ser más que un pequeño resumen personal de lo escuchado:

 

  • Las clasificaciones diagnósticas actuales  no son ateóricas, son ideológicas, barnizadas en un cientificismo estadístico y unos soportes metodológicos de dudosa utilidad clínica.
  • El DSM es una clasificación caprichosa y artificiosa que ha producido un aumento de las categorías diagnósticas en relación a intereses poco lícitos.
  • Antes tener un loco en casa era la ruina de la familia. Ahora alrededor de un loco se mueve mucho dinero .
  • Ahora a los locos se les llama esquizofrénicos por motivos que tienen mucho que ver con lo ideológico. La visión fundamental que soporta el concepto de demencia precoz (esquizofrenia) de Kraepelin es la idea de un  déficit endógeno que crece más allá de las cosas se hagan.
  • Para llamar enfermedad a algo deberíamos de conocer sus causas o etiología, formas de inicio, expresión sintomática, formas de evolución y  formas de terminación. Así mismo sería necesario reconocer una similitud de dichos parámetros en los diferentes cuadros agrupados bajo una misma categoría diagnóstica. No es el caso de las enfermedades mentales.
  • Nos encontramos en una época donde se sobrediagnostican los trastornos mentales: alteraciones mínimas del estado de ánimo pasan a ser alteraciones del humor, metiéndose en el mismo saco a personas muy distintas e hipermedicalizando a la población.
  • El delirio es un recurso para reequilibrarse, un intento de estabilización.
  • Según Lacan en la paranoia yo ocupo para el otro la posición de objeto de goce, el otro goza de mí : EL OTRO ME sería el axioma del delirio . El paranoico es incapaz de creer en el autorreproche. Su defensa consiste en creer que él es inocente, que es el otro el que le daña. La paranoia es la menos mala de las soluciones psicóticas. La forclusión consistiría en negar una pulsión que me resulta inaceptable apareciendo en los demás como referencia a mí ( no acepto mi bestialismo o zoofilia y siento como los demás se burlan y hacen alusiones sobre ello ). Estar en la paranoia es estar en la verdad.
  • La psicopatología puede ser vista desde un posicionamiento biomédico donde las enfermedades mentales son hechos de la naturaleza que nosotros observamos y desde una perspectiva psicodinámica (Freud) donde lo importante no es tanto la expresión sintomática sino como el sujeto se defiende y se va metiendo en un determinado tipo de trastornos.
  • En la locura el sujeto se defiende de algo suyo que percibe a través de la referencia de los otros.
  • Los neurolépticos vaciaron los manicomios aunque por otro lado redujeron las intervenciones a tratamientos psicofarmacológicos. Es necesario favorecer mecanismos de automedicación así como negociar con el sujeto la prescripción del fármaco. Con los neurolépticos cabe toda posibilidad de intervención clínica. A veces producen mejorías, otras se produce una agudización sintomatológica si se superan determinados niveles. Cuando un psicótico me pide que le baje la medicación, siempre lo hago (Colina).
  • La psicosis es un continente donde el sujeto puede viajar (grandes estructuras vs enfermedades independientes ).
  • Los delirios y alucinaciones son formas de escapar del lenguaje.
  • Se delira porque se necesita una construcción para salir de un mundo peor.
  • En el ser humano cualquier dificultad u obstáculo genera una reacción de desconfianza natural. Un mecanismo antiparanoico sería el de tener una disposición para reconocer las limitaciones de la vida sin sentirnos traicionados por los demás. Los otros nos prestan atención cuando les sirve para algo, este egoísmo no tendría por qué despertar nuestro resentimiento ni la sensación de sentirnos despreciados. El otro me quiere porque le interesa . Con los años se va produciendo en nosotros un cerramiento cognitivo o desconfianza de lo anterior. Envejecer adecuadamente es dejar que las ideas de los demás pasen por encima de las nuestras.
  • La intolerancia (poca capacidad de encaje de criterios diferentes) está en todos nosotros Nos molesta que el otro goce al margen de nosotros. En la raíz de los totalitarismos y fascismos está la envidia del goce del otro.
  • Los delitos de personas con psicosis deberían ser imputables (sí a la imputabilidad, no a las medidas involuntarias ). Esto supone respetar al que delira y reconocer que sus pensamientos y actos son realmente suyos.
  • Llegados al punto de una intervención contra la voluntad del sujeto, sería más adecuado enfocarla desde la premisa de que el paciente no está en condiciones de defender sus derechos vs peligrosidad para otros o para sí mismo.
  • Nunca se encontrará la causa de la esquizofrenia.
  • La psicosis no se cura, se estabiliza. No hay que leerla en términos de enfermedad.
  • La capacidad de estar opaco es necesaria. Nos la concede la mentira. En el psicótico dicha capacidad se ha perdido.
  • Los modelos son artificios y hay que conseguir ver a través de ellos. La clínica consiste en olvidarme del modelo y ver a la persona. Sin un modelo claro detrás es imposible comprender la psicosis.
  • Nos oponemos a la tiranía reduccionista tanto biologicista como cognitivo-conductual.
  • Entre la locura y la normalidad hay una continuidad permanente.
  • Ya sabes lo que tiene, ahora dime lo que le pasa.
  • La psicosis consiste en el derrumbamiento del sistema lingüístico.
  • Todo saber e interpretar es desconfianza. En el hombre están permanentemente presentes la desconfianza, la interpretación abusiva y la intolerancia.
  • Vivimos en un mundo de lucha donde nos definen nuestros enemigos.
  • La pérdida es el fondo de toda psicosis.
  • Somos animales sin instintos, estamos mal construidos.

Por Esther Sanz – Psicóloga Clínica Área Externa de Salud Mental de Tenerife.
Fuente: Saltando muros