La locura ha sido reconocida desde siempre a partir de sus signos manifiestos, entre los que destacan las alucinaciones, los delirios, y las conductas extravagantes o bizarras. Pero la locura puede adoptar también formas más sutiles, desapercibidas para el observador corriente e incluso a menudo para el clínico, que las confunde con trastornos de la personalidad, o se desentiende de ellas arrojándolas al contenedor de la depresión, donde hoy en día van a parar todos los problemas que afectan a los seres humanos. El psicoanálisis de Jacques Lacan ha indagado en los modos discretos y contemporáneos de la psicosis, mostrando su relación con las profundas transmutaciones de los lazos sociales. El reconocimiento de estas variedades de la locura no sólo permite enfocar con precisión su tratamiento, sino que más allá del interés clínico nos confronta a un cambio de perspectiva en la consideración del ser humano, y nos aporta una visión crítica del concepto de normalidad.

Gustavo Dessal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Instituto del Campo Freudiano de Granada.